Hoy, para empezar el día, un poco de "Doctor en Alaska". ¿Y por qué este vídeo? Pues no sé, me ha venido a la cabeza y lo he buscado. Verdades como puños. Por qué esta necesidad de poseer a alguien. Por qué a veces se nos pasa por la cabeza lo siguiente: Bueno, me gusta, pero es que... no sé, a lo mejor, algún día... quizá cambie. Y en nuestra mente vamos construyendo una ficción que se alimenta del deseo de que nuestra pareja se transforme, pase a ser lo que no es. Es decir, la construimos basándonos en una ficción. Soñamos con que sea lo que no es y, si lo conseguimos... se acabó el encanto, porque ya no tiene aquello en lo que nos fijamos cuando fuimos a ella. Y llegó el final. Se acabó la pasión, la chispa, la gracia.
Y si no lo conseguimos: la histeria, los nervios, las broncas.
En resumen: o te quedas con lo que es –sin intención de transformarlo y sin alimentar la esperanza de que cambie– o no te quedes con nadie. No llegará el día en que despertemos y nuestro novio (o novia) sea más guapo, más bueno, más divertido, más generoso...
Afortunadamente, aún no tenemos el don de hacer a alguien de barro, soplarle y que se convierta en lo que queremos que sea. Aún no somos dioses, no creamos. Ni tampoco poseemos. Toda relación que no esté basada en la libertad está condenada –por suerte– al fracaso.
El blog de Luisa Tomás
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martes, 24 de noviembre de 2009
¿Qué tiene el poseer cosas?
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pues vaya
ResponderEliminarAsu, por eso dios debe haberse aburrido del hombre.
ResponderEliminarA estas alturas, me conformo con sólo ciertas cosas, y con que soporte mis episodios de fumador.
que gran reflexión de chris... me encanta... cuando el amor se convierte en posesión... mejor apaga y vámonos...
ResponderEliminarun saludo!!
Sí, Marta, es una reflexión muy interesante. Por cierto, sigo sin poder poner comentarios en tu blog, no sé por qué, pero te he enlazado en el mío y te sigo con interés. Si no respetamos la libertad del otro en realidad no le amamos.
ResponderEliminarBienvenidos, Raulín Raulón y Leo. Estáis en vuestra casa.
Luisa Tomás