El blog de Luisa Tomás

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miércoles, 24 de febrero de 2010

Más allá de las princesas y los cisnes...

... y de los paraísos y los exotismos y las bocas de fresa. Hay un
Rubén Darío que a mí me gusta más (si cabe) que el poeta de "Azul" y
"Prosas profanas".
Es un poeta más hecho, más maduro, el de "Cantos de vida y esperanza".
Y aunque aquí el modernismo que lo define aparece sutil, por lo bajo,
como sosteniendo la melodía, lo que prima es la voz dolorosa del poeta.
Y en días como hoy, no puedo decir otra cosa.

Lo fatal
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos.
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos.

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, consigue combinar brillantez formal emoción, cosa que en sus inicios pasa poco, o al menos así me lo parece a mí.

    Espero que estés bien, es un poema hermoso, pero terrible, seguro que puedes decir muchas más cosas...o al menos lo espero.

    Un saludo.

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  2. Bueno, ren realidad sí exagero cuando digo que hoy no puedo decir nada más. Algo más hay por ahí según va avanzando el día. Pero es que amanecía gris y he pensado en este poema. No olvidemos que al fin y al cabo es lenguaje literario. Nadie, creo, envidia a las piedras porque no sienten.
    Es más, sentir vale la pena.
    Gracias, Explorador

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  3. ¿Habrá leído Pessoa este poema? Sí señora, me gusta más este Ruben Darío que el modernista, que aún teniendo el mérito de nuevos giros formales, me resulta lejano, jugetón.
    Un saludo.

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  4. Sí, Igor, a mí también me gusta más este Darío.
    Como siempre, gracias por tus palabras

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