El blog de Luisa Tomás

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viernes, 27 de mayo de 2011

Ab imo pectore (Desde lo profundo de mi corazón)

Ab imo pectore y cito a César. Y viene a cuento porque de madrugada juré que la próxima vez que tenga tentación de salir un jueves, me obligaré a quedarme leyendo "La guerra de las Galias", en latín, claro, que para eso derrochó el gran César valentía y literatura a partes iguales.

Sin el más mínimo ánimo de imitarlo, pues no ganaré las Galias ni mi nombre pasará a la historia, ni mis palabras serán traducidas y estudiadas a lo largo de los siglos, voy a apuñalar (Et tu, Brute?) la mañana del viernes buscando en mi pobre imaginación y no más boyante verbo, alguna historia que sea del agrado del desocupado lector (huy, que cito a Cervantes).
Venga, vamos. Crucemos el Rubicón.

Madrid, 27 de mayo de 1937

"No hay arrepentimiento ni pesar en mis palabras, ni siquiera es la falta de sueño la que habla, sino más bien la tentación de pelear por alcanzar algún día el feliz estado de "ni siento ni padezco", cosa que esta alma en pena no consigue por más que se lo proponga.

Y es que en mi pecho, como en el del gran y valiente Julio César, late un corazón que se juró un día no darme tregua ni calma.

Quizá es que hallé hace no tanto el gusto por los desvelos: tú, que los pueblas. No hay castigo ni pena si no alcanzo el sueño, sino un –lo supongo perverso– placer en evocarte.

Hay quien afirma que esto no es amor; que es más bien duelo, ya que los gozos propios de los romances requieren un tiempo y un espacio que tú y yo no tenemos. No escuchan mis oídos –Fere libenter homines id quod volunt credunt (La gente casi siempre cree lo que quiere creer)–tales despropósitos, tan carentes del sentido del romanticismo y la valentía.

Y tú, mientras, ni vas ni vienes. Y tus silencios pueblan cada noche mis soledades. Pero casi nada me acobarda –Ignavi coram morte quidem animam trahunt, audaces autem illam non saltem advertunt (Los cobardes agonizan ante la muerte, los valientes ni se enteran de ella)–.

Y, cuando la ausencia pesa, o busca mi rendición, me acomodo en la almohada en busca del sueño porque sé que, en algún lugar, no sé dónde ni de qué manera, hay un latido que nace en tu pecho con la ilusión de arroparme".

Ab imo pectore
Jimena Díez

El día del entierro de Jimena Díez, el 15 de enero de 1997, los periódicos locales se llenaron de esquelas recordando a la vieja profesora de latín. Todo transcurrió como ella había dispuesto. Por eso, su nieta, Jimena Rocha Díez, de 20 años, cuando terminó de leer la última carta que la mujer había escrito a su abuelo, a quien ella no llegó a conocer (jamás regresó del frente, quizá nunca supo que llegó a tener una hija), la devolvió al sobre y la puso, junto al resto, en el ataúd, entre las páginas de "La guerra de las Galias", el libro de cabecera de su abuela.

Allí, en la tierra, las palabras de amor de Jimena mueren lentamente, devoradas por el tiempo y el olvido.


6 comentarios:

  1. Una espiral de relato, me pierdo un poco, pero me dejo llevar hasta el final y luego lo releo. Lo primero que me sorprende es la fecha, 1937, (puede haber muchos recuerdos detrás de ello, lo confirmo al final). Y sus reflexiones y dolores son punzantes de veras. El recurso de la tercera persona al final me gusta mucho, le da nueva profundidad a lo contado. Y que idioma más elegante es el latín, joder. Recuerdo algunos amagos de traducción en el Instituto, "Una salus victis, nullam esperarem salutem", ¿puede ser así? ;)

    Un abrazo, este relato se sale, es de 9'5...dejemos media décima, que siempre es posible esperar algo incluso mejor ;) Besos

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  2. Sí, Explorador, es un poco confuso. Es lo que pasa cuadno se escribe del tirón. Son tres bloques. Uno, mío (esta mañana) plantéandome escribir algo. Y en lo escrito hay dos partes, una es una carta de 1937 y luego, la tecera persona, que cuenta que esa carta había sido leída por una chica el día del entierro de su abuela, autora de la epístola
    Confuso, sí. Barroco, enrevesado como la vida.
    Tu frase: Una salus victis, nullam esperarem salutem . Casi, casi, le sobra la m a esperare.
    ¿9,5?
    Alta estima me tienes :)
    Gracias

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  3. Emotivo. Un pequeña vida que se va, otra. Como las nuestras.
    Sabes, como a esa vieja profesora, me impresionó la Guerra de las Galias. También la Anábasis. Herodoto, etc.
    Precioso, poético, profundo, el dejar esa carta junto a su dueña, que ha emigrado a otros paralelos.
    Mira, hoy estoy blando, así que no intentaré pensar demasiado en las muertes.
    Una entrada desde lo más profundo.
    Besos.

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  4. Mola que sea un poco confuso al principio, es más imitación de la vida ;) Luego releí la frase y puse también mal la e, "sperare"

    Alta estima te tengo, sí, y a tus escritos.

    De nada ;P

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  5. Me gusta cuando me pierdo, cuando me sorprende la siguiente frase, y curiosamente estos días tropecé con mi ejemplar de la Guerra de las Galias, en dos idiomas, que en latín sigo leyendo despacio y me paso al castellano.

    Preciosa despedida ;)

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  6. Igor, Explorador... siempre tan majos. Igor, estar blando no es siempre malo. Explorador, gracias por la estima. Es recíproca.
    Pilar, gracias.
    La guerra de las galias es un gozo.
    Precioso es que tú sigas pasando por aquí

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