El blog de Luisa Tomás
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lunes, 5 de abril de 2010
A vueltas con Californication
Engullida la primera temporada, y metida en la segunda, me pongo con los pros y los contras de esta serie, que, para mi gusto, va perdiendo fuelle, aunque sigo viéndola, claro: me divierte, entretiene y tiene chispa.
Ojo: todo está plagado de spóilers hasta el capítulo dos de la segunda temporada (supongo, no sé, aún no tengo claro lo que escribiré).
Me gusta de esta serie que es irreverente. El principio, del que ya hablé en su día, me pareció espectacular. Lo que en mi pueblo llamarían una sinvergüencería. Y sí, lo es, pero uno –yo, por ejemplo– no ve series para que le dicten moral, ya tengo bastante moral todos los días. Lo que ocurre es que el descoloque de Hank Moody luego no es tal: se entrega al sexo (todos los días un rato, con desconocidas, con chicas que se encuentra por la calle, con prostitutas...) porque está vacío, vacío porque le falta el amor: el de su mujer, el de la madre de su hija. Es decir, no estamos ante un superhombre que ejerce su libertad entregándose al vicio –otros la ejercen de otra manera, ya está, repito que no estamos aquí para dictar moral–, estamos ante un mierdecilla enamorado que echa de menos a su chica –recordemos la charlarraca que le echa a su colega cuando se separa, diciendo que pase de andar de titis, que recupere a su mujer– y lo suple tirándose a todo lo que se mueve. Al menos, esto es lo que he visto hasta el capítulo dos de la segunda temporada, con reconciliación incluida y vida familiar retomada. ¿Qué pasa ahora?
Que es un jodido metepatas. Hank es un capullo, y no es una rara avis: el mundo está lleno de capullos. Es decir: ahora tiene todo lo que puede desear: su mujer, su linda hija, amigos, pasta... Pero él no puede instalarse ahí, aunque es lo que desea. Y, si no tiene problemas, los busca. Ayer estuve a punto de sacar la mano a paseo y darle una bofetada cuando la lía con un policía, acaba en la cárcel —previa bochornosa equivocación en una habitación a oscuras en la que confunde a su mujer con otra...– y luego, nada más salir de la cárcel, se va de copas con un pavo que acaba de conocer...
A lo que voy: la serie tiene la virtud de mostrar un tipo de personalidad –la de Hank– que abunda: el capullo encantador, escritor maldito (o cualquier otra cosa, pero maldita también, claro, es que lo de escritor queda chachi, bohemio), cabroncete pero adorable, papá tierno y copulador irredento, pero divertido y cariñoso. Afortunadamente, a las mujeres hechas –sí, me incluyo–, estos pavos nos la traen floja, hablando en plata, por lo que esa personalidad tan bien explotada en la serie acaba aburriendo: nada me sorprende, sé cómo actúan esos tíos en cuanto mandan el primer sms a deshora (no, antes, en cuanto ponen esa puta sonrisa).
Y sé que, por bien que le vaya, por adorable que sea su guapísima esposa y lindísma su divertida hija, acabará borracho o puesto hasta las cejas en cama ajena, sin querer... pero sin poder evitarlo. Es lo que tiene la degeneración de la burguesía progre (de manual), ese snobismo tantas veces retratado: tan liberados, tan coquetos con las drogas, tan modernitos, tan urbanitas ellos... para despertarse en cualquier sitio y pasarse las resacas jodidos, añorando ponerse la bata y la felpa para ver junto a su esposa, en el sofá de casita, The Oprah Winfrey Show –aquí sería Gran Hermano o La Noria o vaya usted a saber qué otra mierda de ese estilo–.
En resumen: esta serie hay que verla porque se atreve. Da un paso más a la hora de mostrar en la tele al ser humano –sí, la degeneración es humana, y más habitual y corriente de lo que queremos ver–, pero no me parece innovadora en lo que cuenta; sí en cómo lo hace (no se corta un pelo). Pero, por ejemplo, "True Blood" me parece de moral bastante más "distraída" que "Californication", que es más casquivana, sí, pero más sujeta –recordad que la situación ideal es esa reagrupación familiar, las dos parejitas de amigos saliendo juntas...– a lo convencional.
Bueno, no me lío más. Que estoy soltando muchos tacos. Ustedes perdonen.
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A mi me pasó lo mismo; la serie empieza bien pero luego pierdo el interés por ella. Aunque en realidad no es que Hank se preste al sexo, más bien, siendo directos, las mujeres se lo follan, porque él tiende a mostrarse distante cuando se acuesta con desconocidas.
ResponderEliminarMe fastidia bastante que el protagonista sea escritor y que apenas gasten unos minutos en toooda la temporada en mostrárnoslo escribiendo.
La segunda temporada la dejé aparcada. Igual ahora me animo.
Un saludo.
Sí, él tiende a mostrarse distante, pero está ahí. Le da exactamente lo mismo. Podría estar leyendo el periódico, pero no, está acostándose con alguien.
ResponderEliminarA mí esta segunda temporada que ya he empezado creo que me va a ir gustando aún menos: preveo que será su nueva vida familiar que sufre las consecuencias de sus continuas meteduras de pata.
Y no, no sale escribiendo. Ni nadie lee en voz alta alguno de sus textos... Algo que a mí me gustaría.
Bueno, seguiremos hablando.
Mil gracias, Javi.
Abrazos
Para mi en la 2ª temporada perdió mucho pero... la 3ª se remonta un poco.Aunque aún no tengo un veredicto claro voy por el 3x06.
ResponderEliminarBueno, yo creo que lo iré viendo. supongo que llegaré a la tercera, sí. Y si me dices que se levanta un poquito... pues me animaré.
ResponderEliminarGracias.