El blog de Luisa Tomás

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jueves, 29 de abril de 2010

La verdadera hora de los valientes


Carta abierta a un gran amigo:
Llegada es la hora, Manon, de decir las verdades a la cara. Después de semanas en un sí que no, en un "por favor, sal del armario, maja" y además te abro un grupo en "facebook" para que nuestros amigos vean que no osas a desvelar en tu blog tu secreto, o en un "hazlo por él, por el que mora, por su tristeza"... Querido amigo Manon, prefiero hacerlo por tu alegría, que también la siento mía.
El único motivo por el que en este blog he hablado de muchas de mis pasiones menos de una no es porque tema perder a mis estimadísimos seguidores, sino porque no estaba pensado para ello y ya hay blogs (sobre todo el tuyo) que dicen todo lo que hay que decir de este tema mucho mejor de lo que yo pudiera, siquiera, imaginar.
Pero todo lo que tiene que llegar llega. Y heme aquí sin saber por dónde empezar cuando ya debería estar acabando.
De todas las características del ser humano, hay una que admiro sobre todas las demás: la valentía. Y tú la tienes. Con la que está cayendo: que si crisis, que si no se venden libros, que si eso que nos gusta está muuuuu feo (y además unos y otros lo usan como arma arrojadiza política, lo que nos lleva a la náusea, que si los prohíben, que si los protegen, ¡qué pesados son todos y qué poco saben de arte!)... Pues eso, que en medio del chaparrón, vas tú y sacas un libro, y qué libro. Eso es echar la "pata'alante", maestro.
Desde el principio hasta el final, "Un día en Las Ventas" es un libro redondo. Qué bien te los conoces y qué bien los retratas, los días buenos y los días malos. Todos. Todos tienen más brillo si los capturas con tu objetivo; el más ágil a la hora de captar las emociones que se dan en una tarde de toros, que son muchas; de convertir el detalle fugaz en un recuerdo eterno. El que nos acerca la delicadeza de los bordados; la cara misma que tiene el miedo; la alegría, el llanto, el triunfo, la lucha, la muerte.
Unas estampas así sólo podían venir acompañadas por unos textos de altura, y aquí te sale al quite el maestro Esplá para derrochar sabiduría e inmortalizarla en tu libro, Manon. Mereces ese privilegio. Disfrútalo.
En los enrevesados caminos del laberinto que es la vida he tenido la fortuna de que me salga al paso la amistad, encarnada, en buena medida, en ti y en tu Mar, tan inmensa y tan salada. Aún me quedan muchos por hollar y sé que en alguno de ellos caminaremos juntos, y que al final nos encontraremos con el minotauro. Y ahí estarás tú para darle un pase, torero, porque con "Un día en Las Ventas" te has merendado el miedo.
Enhorabuena. Y a triunfar.

P. D.: Y sí, me gustan los toros. Mucho. Y en parte, gracias a ti –y a otros de cuyo nombre no puedo olvidarme–.

11 comentarios:

  1. ¡Qué arte derrocháis ambos! Me muero de ganas de ver el libro. Suerte, Manon.

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  2. ¿Te gustan los toros?
    Bueno, a mí me gusta tu blog.

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  3. sí, me gustan mucho. Gracias. A mí me gusta que te guste.

    Maga, el libro te va a encantar. Te lo digo yo. Confía en mí

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  4. Gracias. Pero de verdad, como una media del que mora.

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  5. Gracias a ti. De verdad también.

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  6. Alguien ha salido del armario...

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  7. A mi me gusta tu blog pero no que maten a los toros de esa manera tan cruel solo para que se divierta la gente, sigue sin entrarme en esta dura cabeza (cosa que me alegra).
    Seguire viniendo, pero me permitiras no leer los post que pongas sobre lo que considero una atrocidad con los animales.
    UN beso astral

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  8. Claro, Ana. Me parece estupendo que entres y que leas lo que te apetezca. Faltaría más. Y gracias por venir por aquí.
    Abrazos

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  9. Sin las corridas la raza del toro de lidia se habría extinguido, como se han extinguido el ganado bovino salvaje en el resto del mundo. Lo paradójico de la corrida es que es tanto causa de una muerte descarnada como la de la vida privilegiada que la precede.

    Yo no se si estoy a favor o en contra, nunca he ido a una corrida en vivo pero ¿no te perturba la visión de la sangre? Es una curiosidad.

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  10. bueno, te recomiendo que vayas, pero intenta elegir bien. A ver qué pasa, y me cuentas.
    No, la visión de la sangre no me perturba. Nada, ni lo más mínimo.
    La vida es sangre, y dolor, y sufrimiento, y alegría...
    Todo lo que pasa en la vida se da en una tarde de toros

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