El blog de Luisa Tomás

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martes, 13 de diciembre de 2011

Y los sueños...




Llegó un momento en que todas las canciones le recordaban a él. Entonces, en su empeño por olvidarlo, dejó de escuchar música. Su vida empezó a ser más sorda, pero no le importó. "Todo pasa", se decía a sí misma. Y confiaba en que fueran las hojas del calendario las que le devolvieran la paz que tenía en su mente y en su alma antes de que él llegara. Una vez lograda la calma, las canciones volverían a poblar sus días, con naturalidad y sin exabruptos.

Hubo un amanecer en el que el zumo le sabía a él. La acidez de las naranjas le traía los besos olvidados. El amargor del café, las madrugadas en vela; con sus alegrías y sus llantos. Así que, aquella mañana, ella decidió no volver a desayunar. Sí, sus despertares serían más sosos, pero haría ese sacrificio con tal de desterrar para siempre su presencia, convertida ahora en ausencia, de su vida.

Una tarde, al llegar a casa, creyó verlo en la cocina. Pero no era él; era sólo su vacío, el espacio que ya no ocupaba. Furiosa, tapió la puerta y decidió no volver a pisar aquel lugar jamás hasta que la química, una lobotomía o el olvido acabaran con su recuerdo. Lo mismo pasó con el dormitorio. no soportaba su cama, ni su armario. El reflejo en el espejo era sólo una herida abierta que la invitaba a recordar. Así que, su vida quedó relegada al salón y al baño.

Hambrienta, se despertó a media noche en el sofá. Estaba soñando con él; las caricias eran tan vivas que parecía tenerlo al lado. Enfadada con aquella traición del subconsciente, optó por no dormir más. Ni comer. Ni beber. Ni caminar por no hallarlo en cada paso. Le dolía el aire cada vez que respiraba si no tenía su latido. Y su luz empezó a apagarse.

Se moría. Y el despertador, que anunciaba las siete, la salvó. Abrió los ojos asustada y allí estaba él, a su lado, como cada noche desde hacía dos años.

-¡Estás llorando!
-Sí, soñé que me moría.
-No, vaya. Qué sueño tan horrible, ¿por qué, por qué te morías?
-Porque me faltabas.

7 comentarios:

  1. ¡¡¡...!!! ;)

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  2. Gracias, Chatnoir.

    Anónimo, ¿...?

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  3. Igual digo: "me ha encantado".
    La música, el zumo, el café, el desayuno... Un camino sin retorno. Y todo ello acompañado de eso que es la emoción, la simpatía por el personaje.

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  4. Gracias, dafd. A veces creo que no os merezco. Sois tan majos...

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  5. No me extraña que se asustase, un sueño muy realista...y aterrador. Y, as usual, muy bien contado. ¡Un abrazo! :)

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  6. Siempre me llegas, y siempre me llegas hondo, muy hondo.
    Emotivo, y bellísima la forma de contar que tienes.
    Quedo a la espera del próximo.

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