El blog de Luisa Tomás

El blog de Luisa Tomás

sábado, 29 de enero de 2011

Insha'Allah


Cuando una regresa de Egipto, lo único que quiere es volver. Es un lugar alucinante. Eso sí, en Egipto, como turista, haces un tour de lo más profiláctico. Te venden historia, belleza, faraones y, sobre todo, seguridad. Nadie te roba, nadie te hace nada. La falsa seguridad de las dictaduras (aquí venían las suecas, les vendían algo parecido). En El Cairo, nuestros compañeros de viaje optaban por el hotel, una vez terminadas las visitas: piscina y cervecita. Nosotras no: es más, optábamos por todo lo contrario. Eso, unido a una hermana que habla árabe y a la rapidez con la que nos ganamos la simpatía y la amistad –que aún dura y permanecerá siempre– del guía, nos abrió las puertas de la verdadera realidad del país: trabajo infantil, niñas descalzas buscando entre la basura, durmiendo en la calle, una falta absoluta de libertad, miseria, miedo, ninguna prestación social...

Y vuelves a España y lo único que quieres es regresar. Y regresas. Y esta vez te llevas a tu sobrina de quince años y a una amiga y el viaje es mucho más real: ya hay amigos en Egipto que te llevan por donde no te lleva el "tour" oficial. La experiencia es genial y la sensación de que algo tiene que cambiar crece. Y vuelves a España y quieres regresar y resulta que ahora parece que la próxima vez que vuelva ya no estará Mubarak: Insha'Allah.

Dadas las circunstancias, hay quien bromea y dice: pasaste varias veces por Túnez y se lió, fuiste dos veces a Egipto y mira la que se ha liado. El sábado regreso a Marruecos. Será mi segunda incursión. No digo cuál es mi deseo. Pero lo dejo caer: como va a caer Mubarak.

Egipto es un sitio alucinante, y los egipcios son maravillosos: amables, hospitalarios y educados. No sólo me alegro –como me alegré de lo de Túnez– de la revuelta, sino que cuando veo las imágenes siento que me gustaría estar allí con ellos. Y que me duele hondamente la pasividad con la que Europa y el mundo contemplan la represión con la que se intenta sofocar la rebelión –es la misma pasividad con la que se han contemplado las décadas de feroz dictadura–. Me duele que haya quien piense que no merecen democracia por si acaso asoma por ahí el temido fantasma del islamismo. También que ayer no fuéramos más de 200 los que nos concentramos en Madrid para mostrar apoyo al pueblo egipcio –no quiero ni imaginarme el día que haya una manifestación antitaurina en la capital la de progresía que se amontonará– y que no hubiera ni una sola cara de esas que luego salen en las noticias.

A pesar de los pesares, vivo esta revuelta con esperanza. Los egipcios son valientes y la ferocidad del brazo represor no va a detenerlos –van más de cien muertos, están echando a los corresponsales... y nuestra ministra de Exteriores tomando cañas por La Latina cual jovencita despreocupada–. Caerá el tirano y vivirán para contarlo.

Hasta ahora, había sentido que la primavera llegaba cuando iba a la primera corrida de toros de la temporada, dejaban de apetecerme las mandarinas o compraba el primer kilo de fresas. Este año, aun con un frío helador, la primavera recorre el mundo. Empezó en Túnez, siguió en Egipto y parece querer extenderse por aquellos países que estaban condenados a vivir en el oscuro invierno. Insha'Allah.

P.D.: Sister, corrígeme el Insha'Allah si no está bien escrito.
P.D.2: No voy a ilustrar el post con una foto mía en Egipto. Todo el blog está ilustrado con una foto mía en Egipto: la de los pies es una especie de "autorretrato" en una jaima de pega que había en el hotel de El Cairo en el que estuve la segunda vez.
P.D.3.: Pongo una foto del Nilo, la vida que recorre Egipto.

9 comentarios:

  1. Está requetebién escrito, sister.
    Ojalá alcancen la democracia por ellos mismos, que voten lo que les dé la gana con todas las garantías de que tendrán el gobierno que ellos elijan, ojalá todo les vaya bien. No merecen otra cosa, son un gran pueblo.
    Ojalá que con esto den una lección al mundo y demuestren que democracia e Islam no están reñidos, ojalá callen bocas, ojalá que en Egipto hay libertad.
    ان شاء الله.

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  2. Insha'Allah, pequeña. Insha'Allah.

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  3. Vaya, vaya, o sea que aquí tenemos a la agente revolucionaria que ha causado esto... ;)

    Te confieso, nunca me llamó la atención Egipto, su historia me parece muy lejana, y creía, algo excéntrica, pero ver que todo el que iba quedaba encantado me cambió la opinión, y ahora querría ir. Y por supuesto, deseo mucha suerte al pueblo alzado, que un tipo que lleva 30 años gobernando en estado de emergencia se vaya de una vez, que su revuelta no sea instrumentalizada por minorías poderosas, que haya libertad y justicia, que los occidentales dejemos de ser tan condescendientes (asumo mi culpa, estos días he estado leyendo muchas cosas, y seguido mucho por twitter, gran instrumento para estas cosas, por cierto, y aunque es muy difícil hacerse una idea real desde fuera, creo que he roto algunos prejuicios). El Nilo, que mítico. Es como un sitio al que algún día tendremos que volver, para siempre, como un lugar central, y personaje, de nuestra historia colectiva...

    Un abrazo, y gracias por la entrada :)

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  4. Insha'Allah, que la libertad recorra los campos, los ríos, los montes y laderas de paises que viven sobre su spueblos.

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  5. Pilar, Explorador... ojalá la libertad llegue a Egipto y por fin los egipcios sean dueños de su desstino. Me jode mucho como las "democracias occidentales", en su afán por mirarse el ombligo, giran la cabeza al ver ciertas atrocidades. Me temo que lo de Egipto será aún más difícil que lo de Túnez por su posición y por Israel, aliado de Mubarak. Lo único positivo es que EE.UU., contra pronóstico, lleva la contraria a Simon Peres y Mubarak. Y lo mejor: la presión sigue en la calle.

    Y no, yo no fui una agitadora de mentes, ojalá. Pero los egipcios sí agitaron la mía. Suena a tópico, pero juro que no lo es: Egipto te cambia la vida. Es maravilloso. Y no exagero. Y cuando regresas, sólo quieres volver. No es el Valle de los Reyes, ni el de las Reinas, ni Abu Simbel, ni Luxor -dios, qué ciudad-, ni los templos, ni las pirámides, ni las momias... ni siquiera el Nilo. Es todo eso, claro, pero sobre todo Egipto es que los egipcios son gente maravillosa, con muchísimo sentido del humor, hospitalaria y generosa. No me extraña que las pirámides estén ahí y no en otro lugar del mundo. Tiene algo... inexplicable.
    Cuando queráis... ¡nos vamos!

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  6. Coincido contigo en el análisis, es de vergüenza ver como trivializamos el mundo árabe en un mundo de posibles terroristas cuando son una gente maravillosa injustamente maltratada por dictadorzuelos que son maravillosos en el primer mundo... mientras nos conviene.

    Yo estuve trabajando una temporada larga en Turquía, que afortunadamente es otra liga, y me encantó la gente, simplemente maravillosa. Hablando largo y tendido con ellos descubrí el rencor que tenían a una Europa que en lugar de tender puentes para su integración sistemáticamente les despreciaba y les echaba en las manos de los más radicales, que siempre son los más demagogos y populistas. Si algún día Turquía se vuelve radical también diremos sin rubor que la cabra tira al monte.

    Un abrazo

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  7. Me alegra que los aires de libertad recorran territorios olvidados y si tu eres el el soplo de brisa amiga, vuela y sopla.
    ¡Insha'Allah!

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  8. Bien hecho por ir a ver el Egipto de verdad. No el del hotel. Eso es viajar y no ir de turismo.... Las nuevas rebeliones. Ojalá triufen, ojalá esos países logren progresar, en libertades y en lo material.
    De todos modos, creo que Túnez y Egipto son distintos. El primero tiene un laicismo y nivel cultural mucho más alto, el segundo un ejército que es una auténtica barbaridad, lubricado por los USA.
    Piensas, ay, que luego no se tuerza. ¡Pero qué más da! De momento están pasando cosas inimaginables, y eso es bello, y eso insulfa esperanaza.
    Besos.

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  9. Sí, Igor, lo primero es echar al cabrón. Luego ya veremos. Éste es el primer e ilusionante paso. Estoy viendo la manifestación en directo en El Cairo
    http://english.aljazeera.net/watch_now/
    y tengo los pelos como escarpias.
    Un abrazo

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