El blog de Luisa Tomás

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jueves, 8 de marzo de 2012

Decálogo para superar los amores trágicos



Si hace unos meses daba rienda suelta a mi mala uva cargando contra el chonismo invasivo, hoy voy a dedicar este espacio y mi lengua viperina a otros quehaceres más nobles: el desamor y sus tentativas; el despecho y sus tentaciones.

Y así, como el que no quiere la cosa, en esta anodina tarde de jueves de un día en el que la gente se empeña en mentar a la madre, por ser mujer, y a celebrar no sé muy bien qué hostias de las trabajadoras, que no trabajadores (¿se me percibe la ironía contra el grupúsculo empeñado en pervertir la lengua con su falsa progresía y su falta de criterio?, ¿se me nota que apoyo a Ignacio Bosque?), o de las mujeres, o de ambas cosas, que ni lo sé ni me importa, voy a salirme por la tangente, que al parecer es una de las pocas cosas que hago bien, y voy a centrarme en los amores contrariados y sus olvidos. Y sus duelos. Y sus quebrantos.

Puedo ponerme dramática y hablar de la pérdida. Y del luto. Pero, como mi tono habitual –si lo tuviera, juzguen ustedes, escasos pero selectísimos lectores– es de tendencia poética, de palabra sensible que se desliza con suavidad hacia el drama, creo que voy a lanzarme de cabeza a la divertida piscina del sarcasmo y la mala leche.

Decálogo para superar las rupturas que llevan la tragedia escrita en la piel.


1. Cuidado con el alcohol. Reconforta pero engorda y, además de resaca, da bajona. Resiste la tentación de inyectarte media botella de vino blanco mientras asas un pollo, de beberte un chupito mientras centrifuga la lavadora o de "castigar" el café de la mañana con un chispazo de Terry.

2. Aunque sólo el sofá te entienda y reconforte, huye de él como de la peste. No. Sofá no. Pupa. Caca. Las horas de sofá se convierten en cartucheras, piernas sin depilar y pinzas en el pelo. Empiezas por eso y acabas bajando al mercao en chándal.

3. Por tentador que te resulte, no tires sus discos, libros ni regalos. Habrá un día, no tan lejano, en el que querrás escuchar aquella canción, quizá en brazos de tu nuevo amante, y te darás cabezazos contra la pared por haber usado de posavasos el CD que te regaló tal día como hoy hace tantos años.

4. Mensajes, llamadas, whatssapp, emails, facebook, twitter, cumpleaños, Navidad, Reyes, su onomástica... ¡No! Cuando quieras escribir un sms, escríbeselo a tu prima, la del pueblo, que está más gorda que tú y anda de bajona permanente. Seguro que le alegras el día y ella te lo alegra a ti contándote sus miserias, que son, a todas luces, peores que las tuyas.

5. No llames a tus amigas para llorar. Se acabarán cansando y, además de quedarte sin chorvo, te quedarás sin amigas. Y eso sí que es un drama.


6. Despertar sus celos. A ver, si se te ha ocurrido enrollarte delante de él con otro, la única que vas a sufrir vas a ser tú, porque te va a dar mucho asco y con tu actitud y tu actual estado emocional, tan lloroso y depresivo, sólo se te acercarán horripilantes y fofos hombres decadentes o algunos otros de natural chingón que igual les da ocho que 80 con tal de pellizcar turgencias. Quiérete un poco, reina, y si te apetece contacto humano, vete a una concentración contra la reforma laboral. Están a rebosar. O espérate al ERE de tu empresa, seguro que acaba llegando (¿a que puedo llegar a ser muy bruta?).

7. No hables más de lo debido ni cuentes lo que sólo a ti te importa. Además, seguro que a tu hermana o a tu amiga tampoco les importa tanto (ni tan poco) cuánto lo echas de menos. Y a él, ni te cuento.


8. No empieces a lloriquear a la segunda cerveza, mejor pide la tercera y un pincho de tortilla, que si se te suben a la cabeza puedes acabar haciendo tonterías: llamar a deshora, enrollarte con cualquiera para provocar celos o joderles la noche a tus amigas, como bien dije antes. Y paso de repetirme.

9. No finjas alegría si no estás alegre. No finjas tristeza si te apetece descojonarte. No aparentes calma ni guerra ni risa ni llanto. En resumen: no aparentes. No tienes que gustar ni convencer a nadie de nada. No sientas pena porque se te pasa la pena. Silencia tu duelo, déjalo ir, respira hondo, ahoga tu reproche, mira hacia adelante y tómate un tequila. No renuncies a tu filiación ni a tu patria (la patria de un hombre es su infancia), cual Medea locamente enamorada, por nadie.

10. Esperanza es sólo el nombre de tu bisabuela. No esa cosa que alimentas esperando que algún día él vuelva arrepentido y se arroje a tus pies diciendo que no hay otra como tú. Es cierto, no hay otra como tú. Pero tampoco hay otro como él, tan capullo (afortunadamente).

12 comentarios:

  1. No soy nadie.
    El decálogo me parece una obra de fina mampostería. Ah. Bruuutal. Creo que, de momento, a pesar de no ser una mujer o una mujer trabajadora, me he apuntado algunos consejos para mí, ahora que no me ve nadie.
    UUUUUUU- Fantabulosos.

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  2. AcademiaAldavero8/3/12, 19:10

    Grande..¡¡¡

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  3. Brillante, Luísa, no puedo más que suscribirlo, de la primera a la última línea del decálogo. Estas cosas son duras pero sí que es cierto que alguien tiene que poner un poco de "seny" en ello. Para la próxima, tomo seria nota de todo (si no lo he hecho ya).

    Un abrazo!!!

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  4. La esperanza es lo último que se perdió, dijo el sabio. Me atrevo a añadir otra, sé egoista, durante el tiempo necesario. No se trata de pisar cabezas, sino de quererse. Y no es tan fácil como parece. Y no me refiero a ningún acto físico autosuficiente...en principio :PP

    ¡Un abrazo!

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  5. Coincidimos en la bisabuela.

    Gran entrada con una madrina perfecta, en un día muy apropiado.

    Felicidades, mujer.

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  6. YO NO ME ATREVO A DECIR NI MU!! SEA!! QUE JODÍA ERES!!!!
    Anfrolia

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  7. Jodía? Qué va! soy adorable :)

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  8. Decalogo para personas inteligentes, asique hacer caso.
    Tambien te digo que te leemos muchisima gente, para cargar pilas, y ya aprovecho para decirte.
    !!!!!! NENA TU SI QUE VALES ¡¡¡¡¡¡

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  9. Je, je, qué graciosa, Paquita.
    Muchas gracias.
    Me alegra saber que me leéis.
    Bs y gracias

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  10. Te leemos y disfrutamos, compa Luisa; sobre todo, lo segundo. Un decálogo lleno de sabiduría (¿existe de eso sin mala leche…?).

    Un fuerte abrazo y buena tarde.

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  11. Gracias, gracias. yo también os sigo. Y agradezco vuestra fidelidad. Un abrazo

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