El blog de Luisa Tomás

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martes, 15 de junio de 2010

La 3 de "True Blood". Por fin



Llegó el día, y por fin vi el primer capítulo de la tercera temporada de "True Blood". Y no me decepcionó, y era fácil hacerlo, pues las expectativas eran elevadísimas, pero más elevado es el concepto del espectáculo que tiene Alan Ball, y la HBO en general.
¿Recordáis cómo acabó la segunda?
¿No habéis llegado a ese punto?
Pues si no queréis sobredosis de spóilers, no sigáis leyendo. O sí, lo que queráis.
El capítulo comienza tal como acabó el último de la segunda temporada: han raptado a Bill. Y Sookie, su dulce enamorada, lo busca. Rápidamente, aparece Sam, también buscando, pero... ¿a quién? Parece que a su familia, al menos es lo que se deduce a lo largo del capítulo. Después, dos almas atormentadas por la misma razón: la muerte de Eggs. Cada uno a su manera, la desequilibrada Tara y el básico Jason van a sufrir en esta tercera temporada el desastre que supuso acabar con la Ménade y su corte de seguidores dionisiacos, encabezados por el salidísimo novio de Tara. A lo largo del capítulo, Tara sufre la ausencia de su hombre y parece encontrar falso consuelo en las charlas religiosas de su madre, aunque parece que a la niña le va más el tequila con los tranquilizantes. Y Jason, jodido y con sentimiento de culpa, sufre lo único que no podía sufrir (ya que parece que es lo único que sabe hacer): impotencia.
Más: el humor. Cada diez minutos –matemático– aparece un punto que despierta una sonrisa (no una carcajada, ayer los ánimos del cine estaban subiditos y la peña se partía, cosa que no entiendo). La primera (y la mejor, para mí) de este primer capítulo es ver a Jessica recogiendo sensible el ramo de rosas que Hoyt le ha dejado en la puerta para a continuación arrastrar a un tío con el que va a cenar -literal-. Ya veis, la pobre vampiresita jovenzuela no se controla y, en cuanto puede, se va de caza.
Todo esto está muy bien y son historias –por ahí anda Arlene y Hoyt llorando amor– que rodean a los personajes principales, pero vamos al meollo. ¿Quién se ha llevado a Bill y por qué?
El por qué no queda claro. El quién: unos drenadores. Y ahí entran en juego todas las piezas que se van a mover en la tercera temporada. Porque el rapto de Bill lleva consigo toda una trama de tráfico de "V" en la que parece estar involucrada la misma reina de Louisiana, que implica a su vez a Eric. Y éste ha de deslizarse en un difícil filo de lealtad a su reina (los vampiros están organizados en un sistema de lo más feudal) y de honor (ha de salvar a uno de sus vampiros: Bill pertenece a la zona 5, de la que él es sheriff).
Lo mejor: el final. Bill, malherido, ha conseguido librarse de sus captores y resucita –como en aquel inolvidable capítulo de la primera, en el que sale de la tierra del cementerio, desnudo–, saliendo del suelo, lleno de tierra. Debilitado, ha de nutrirse. Y, para rematar, acaba rodeado de lobos (hombres-lobo, a estas alturas –sobre todo si hemos leído los libros– no esperaremos lobos comunes) a los que advierte: "Me he alimentado". Y se supone que empieza la pelea, pero eso lo veremos la semana que viene.
Cosas que no me han gustado de este primero: sólo una alucinación-sueño que tiene Sam... ¿recordáis que tuvo que beber sangre de Bill al final de la segunda? No digo más. Ah, y que Tara tenga tanto protagonismo. Ese personaje no me seduce.
Cosas que me han gustado: todo. Me sigue encantando la banda sonora, que no haya cambiado la cabecera, los decorados –cada día más la casa de Bill, qué maravilla, con esos cuadros–, los exteriores –tan farragosos, espesos, pantanosos, cálidos–, los guiños a la actualidad (esa portada de Men's Health con Obama al frente), que Eric entre en conflicto (va a ser el personaje de la tercera, lo sé) y, entre otras muchas cosas, que se salte a la torera los libros: así los fans de "True Blood" podemos disfrutar de dos historias con la misma base pero distintas formas. Me encanta su humor negro –Pam: "Quizá vista con exceso de rosa, pero recuerda que puedo destrozarte la garganta"–. Ah, y que siga siendo tan gamberra. Por dios, tomad nota de la aparición de Eric y cómo dice ese "Sookie"... Y es que, si no fuera tan gamberra, no sería "True Blood".
Y ahora a esperar otra semana.

6 comentarios:

  1. Yo estoy contigo, me ha encantado que no sigan los libros así es mejor, y bueno la parte de Sam con Bill a mi me mola el trauma que le va acarrear al pobre puede ser de un divertido importante, a Tara me la quitaba de encima no me gusta mucho su personaje ya a esa madre devorando al predicador con la vista....
    Bueno una semana más.
    Besos

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  2. Sí, que Sam va a traumatizar es casi seguro... A mí no me moló, de verdad. Qué susto me llevé cuando los vi acercarse tanto... Tara es muy pesada y muy histérica, y muy negativa. ¿Y la madre? Es lo peor. Bueno no, lo peor es que queda ¡una semana! para ver el capítulo 2

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  3. Aunque no siga la serie, compa Luisa -actualmente, ni ésta ni ninguna-, no deja de asombrarme el entusiasmo con que la sigues y la glosas. Transmites auténtica pasión con lo que escribes, y, así, no es difícil que consigas que tus lectores se enganchen; algo de lo que puedes sentirte orgullosa, sin duda.

    Un abrazo y buena noche.

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  4. Qué palabras tan amables, Manuel.
    Buena noche también para ti y muchas gracias

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  5. Todo el mundo habla maravillas de esta serie, no sé. Habrá que verla. Y Luisa, me empujas...
    Saludos.

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  6. y tú a mí, Igor. De hecho, en cuanto tenga un rato, haré la entrada de "Lo que el viento se llevó"
    Gracias por la fidelidad

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