El blog de Luisa Tomás

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jueves, 24 de enero de 2013

Las gotas amargas

Y ahora que parece que no puedo estar triste, a veces lloro de manera irremediable. Y sin consuelo. Qué jodido es a veces hacerse escuchar, y entender, y sublimar la amargura de las lágrimas, como de niña.

"No hay que llorar", me repitieron hasta la saciedad. Y yo ya no lloro, salvo cuando lloro de manera irremediable porque llueve o es día 24. Y entonces todos, que lloran cuando quieren porque yo no se lo prohibo, no me miran con ternura, sino con reprobación y regaño. "No hay que llorar", me repiten hasta la saciedad.

Y por eso yo ya no lloro, salvo porque es jueves o hay atasco. Pero no porque esté triste. Porque si lo estuviera, el mundo no lo sabría ni yo lo diría. Total, como no puedo llorar y no sabría contar que estoy triste sin mis lágrimas amargas, prefiero ya no ponerme nunca triste.

"No estés triste, no llores, que te pones fea", me repitieron hasta la saciedad. Como si mi luz fuera la de una bombilla, permanente, fría, impasible. Calculada. ¿Por qué no dejas que mi llama se muestre trémula ante las acometidas del inclemente y doloroso viento?

¿Dejar de ser piedra y adormecerme en la fragilidad de una rosa en una tibia mañana de mayo? Y que las lágrimas sean rocío.



LO FATAL
DICHOSO el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


Rubén Darío






3 comentarios:

  1. Ya no lloro..ni siquiera cuando veo que ya no puedo llorar...o algo así, dijo el poeta ;)

    Un abrazo :)

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  2. Qué bien este señor DARÍO.
    Llorar, no llorar, ¡pero si el Mío Cid lloraba!
    A cada día qué pasa, menos consejos podemos dar.
    Y que las lágrimas sean rocío. Amén.

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  3. Una tabla de ajedrez. Ya lo vi en una película. Una partida en la que todo, absolutamente todo es jaque mate al rey. Y tal rey es uno mismo. Eso es la vida: una trampa sin salida posible. Siento no llevar ningún consuelo.

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